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Una maestra argentina que creó su propia ONG en India

  • Sol Macaluso
  • 1 jun 2018
  • 7 Min. de lectura

La influencer Agostina Di Steffano (@bonaerense) es profesora de inglés, trabajó en Villa Fiorito e Ingeniero Budge, pero su vida cambió por completo cuando en 2014 se mudó a India para acompañar a su novio en su nuevo trabajo. Allí creó una escuela para los "intocables de la India" a la cual hoy asisten más de 100 niños.


Agostina con algunos de sus alumnos en Motia Khan.

S: ¿Cómo surge tu primera experiencia de ayuda social en la India?

A: Mi primera experiencia de ayuda social en India surge porque yo me fui a vivir allí porque mi novio, que trabaja para Médicos sin fronteras, y fuimos con mi hija. Yo empecé a buscar distintos lugares para hacer voluntariado, y distintos proyectos de ONG's. Finalmente, después de visitar varios, me terminé quedando con un refugio donde no había un proyecto en sí, sino que era un refugio con 25 familias en donde una ONG india que simplemente se ocupaba de pagar la luz, pero no los ayudaba en nada. Ahí me quedé y empecé a trabajar.


S: Durante tu tiempo viviendo allá, ¿Cuáles fueron los cambios más reconfortantes que vivenciaste?

A: Yo creo que en realidad no hay uno en particular, porque son muchos, pero destaco el crecimiento de los chicos desde que llegué, ellos estaban desnutridos, raquíticos, en muy mal estado de salud, accidentados, quemados, y ahora son niños sanos que están bien vestidos, bien alimentados, con un peso normal para su edad y que juegan. Son más parecidos a niños que cuando yo los conocí. Que estén creciendo así es el cambio más fuerte, que es el cambio general.


S: Para la gente que aún no sabe, ¿Qué es Motia Khan y cuál es tu papel ahí?

A: Motia Khan es el nombre del barrio y del shelter, que es este lugar donde viven las 25 familias de gente que se refugia ahí, pero no tienen casa ni nada. Es un edificio y en cada esquina hay una familia. Ahí arrancamos una escuela hace cuatro años. Hoy en día la escuela está mudada a otro lado, porque queríamos un lugar más grande y lindo, donde pudieran entrar más chicos, y sobretodo limpio. Así empezó la escuela, que hoy tiene 125 niños, donde los chicos almuerzan, donde ahora se va a sumar también un desayuno, y estudian. Son chicos de la calle, muy, muy pobres, y no tienen nadie de su familia que haya ido alguna vez a la escuela, entonces tuvieron que acostumbrarse a prestar atención, sentarse, comer, como agarrar un lápiz, como pintar... Todo eso lo tuvieron que aprender. Una vez que pasan un tiempo en nuestra escuela, la siguiente etapa es anotarlos en una escuela formal. Muchos de ellos ya están yendo a la escuela formal y además a la de Motia Khan, esto quiere decir que pasan al rededor de ocho horas por día dentro de una institución educativa, o dos, y eso es muy bueno para ellos.

Yo me encargo de la coordinación, empecé la escuela desde cero, era la que trabajaba seis días por semana de 10 de la mañana a 5 de la tarde, más el trabajo que hacia en mi casa: juntar fondos, donaciones de empresas, comunicar lo que estaba pasando, recibir donaciones de gente de Instagram que me mandaba cosas desde Argentina, escribir un blog, pensar que podía hacer, llevar los chicos al hospital. Es decir, yo hago todo. Y todavía sigo haciendo todo.


S: Ahora desde Indonesia, ¿Cómo seguís ayudando a la escuela y cuál es tu proyecto actual en la isla?

A: En realidad lo que pasó es que al irme del país y mudarme a Bali, dejé la escuela en manos de la ONG India y pensé en dedicarme a aprender bahasa indonesia, y sumar algún proyecto acá en la isla, y si bien lo hice, me pasó que apenas me fui uno de nuestros niños murió de varicela, entonces vi un poco claro que la escuela no estaba lista para no tener a alguien que estuviera TAN pendiente de ellos. Entonces seguí viajando para allá. La primera vez que volví, lo hice con la idea de hacer otro proyecto, que fue el proyecto Rickshaw, que está muy bueno y ya entregamos 26 rickshaws a gente que realmente lo necesitaba y que yo conocía desde hace 3 años. Estaba todo planificado y el proyecto estaba bueno, pero yo cada vez que volvía veía que la escuela no estaba bien. Entonces me di cuenta que tenía que seguir trabajando con la escuela, seguir juntando fondos, mejorar la comida de los chicos, porque si yo no estaba ahí, las condiciones de la escuela se venían abajo, lamentablemente. Así que decidí enfocarme más en la escuela y viajé dos veces más. En el ultimo viaje me enfoque 100% en ellos, porque la escuela lo necesitaba. Por todo esto, en este momento no estoy con ningún proyecto en la isla todavía, estoy dedicando todo mi tiempo en Motia Khan y además sigo aprendiendo bahasa indonesia.

Agos con Sultana, una de las historias más fuertes dentro de su trabajo.

S: ¿Cómo podemos ayudar con Motia Khan desde diferentes partes del mundo?

A: Para ayudar la mejor manera de todas es suscribirse a Motia Khan en Mercado Pago. Me pueden enviar un mail a motiakhanshelter@gmail.com o un mensaje por Instagram (@bonaerense) y les paso un cupón. La gente ayuda con 100, 50, 150 pesos, lo que puede mensualmente, a través de una tarjeta de crédito. Es muy fácil dar de baja o cambiar el monto, incluso pausar algún mes que no se pueda donar. De esa manera vamos juntando todos los meses y eso nos ayuda un montón. Otra manera es mandar útiles escolares que se compren en Amazon India desde cualquier parte del mundo y que nos lleguen a nuestra escuela.


S: ¿Cuáles son tus metas a futuro para con los proyectos a los cuales te estás dedicando?

A: Tener un lugar un poco más grande que el que tenemos, equipar la escuela mucho mejor, aunque está muy bien, y acompañar a las familias y el crecimiento de los chicos. Ir trabajando de a poco para hacer crecer la escuela y tener el día de mañana una manera de ayudarlos con sus salidas laborales cuando sean más grandes. En definitiva hacer más conocido el proyecto, y poder ocuparme de los trabajos para los padres de los niños y de sus estudios el día del niño. Estoy muy comprometida con mis alumnos, no es que pienso dejar todo cuando terminen la escuela, o abrir otra en otro lado. A mi me gusta y pienso seguir en Motia Khan. Obvio que también estaría buenísimo tener otros lugares donde poder abrir una escuela y hacer otras cosas, pero estoy muy contenta con esta escuela solamente.


S: ¿Qué parte de tu trabajo es la que te aporta mayor satisfacción a nivel personal?

A: La parte que me produce más satisfacción no es la de sentarme a buscar sponsors ni la de contestar mails, ni siquiera la de postear. Sino que es el "estar en el barro", como le digo yo, estar en el terreno. O sea, estar en la escuela, llevar a los accidentados al hospital, acompañar a mis alumnos a las casas y que pase de todo en el camino, que casi te pise un auto, que un mono nos robe la comida. Todas esas cosas me encantan. Y sobretodo eso, cualquier cosa que sea de acción y de estar ayudando a la gente en vivo. Para mi eso es lo mejor.


S: ¿Cómo vive Julia, tu pequeña hija, los contrastes de realidad por los que atraviesan?

A: Julia está muy acostumbrada y para ella no es raro. Lo raro sería quedarse en un lugar y no mudarse a ningún lado. Ella vivió un año y medio en Argentina, después vivió en India y ahora vive en Indonesia. Se acuerda muchísimo de los chicos de la escuela y dice que quiere trabajar en mis escuelas, digo mis escuelas porque supuestamente cuando ella sea grande voy a tener más. Quiere enseñarle a los chicos, está muy metida con la diversidad de su vida, tiene un novio taiwanés, no tiene problemas con nada. Lo vive súper bien. Le encanta la comida indonesia, antes le encantaba la hindú...

Con su hija Julia (Foto instagram: @bonaerense)

S: ¿Qué es lo más duro o lo que más te cuesta de tu trabajo?

A: Lo más duro en este momento es no estar en el trabajo. No tener día a día los desafíos, y saber que la escuela crecería mucho más si yo estuviera ahí, pero bueno lamentablemente no puedo estar por varias razones, una de ellas es que había mucha polución en el aire, Nueva Delhi es muy peligroso en ese sentido y a mi hija no le estaba haciendo bien, entonces esa fue una de las razones por las cuales nos fuimos y no podríamos volver a vivir ahí. Lo más duro es también cuando mueren, cuando mueren los bebés de nada, tal vez por haber tenido un resfrió muy fuerte y una diarrea, dos cosas que matan a un niño. Cosas así. O cuando uno ve a los niños en muy mal estado, cuando los ves trabajar, lastimados por adultos, cuando se pierden... Todas esas cosas que yo me entero y que sé que pasan me generan mucha tristeza, mucho dolor, mucho sentido de que la vida es muy injusta y no debería ser tan injusta pero bueno, en India sí.


S: ¿Cómo lidias con ese dolor que te generan las situaciones en las que ya no podes hacer más de lo que haces? Supongo que debe haber sido un proceso de aprendizaje con el tiempo...

A: Al principio me costaba mucho, lloraba mucho. Pero ya hace 10 años que hago este trabajo, antes también trabajaba en Argentina y cuando recién empezaba con gente que vivía muchas injusticias, que no tenía para comer, o que no tenía para alimentar a sus hijos, no podía vivir, no podía gastar en ropa... Después con el tiempo me fui dando cuenta que también uno se tiene que cuidar, porque si no te cuidas vos, tampoco podes trabajar. Es importante tener descanso y una vida normal. Por supuesto que eso no quita que te puedas morir de tristeza, que puedas estar muy mal, porque los niños te llegan. No te volvés impermeable al dolor.



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